jueves, 5 de febrero de 2009

mentiroso profesional

Las aficiones de la gente se identifican como un apéndice de su personalidad, es decir, ocupan su tiempo en realizar una actividad a la que no se han podido dedicar para ganarse la vida.

Si te das una vuelta por el Retiro, verás que hay gente patinando, otros hacen pantomima, otros pasean de la mano con su pareja simulando un sentimiento al que tampoco han podido dedicarse profesionalmente e incluso algunos dedican un rato ha hacer papiroflexia.

Cuando tenía 9 años mi profesora nos mandó una redacción en la que teníamos que explicar qué queríamos ser de mayores. Yo elegí ser “mentiroso”, pero no un mentiroso cualquiera, sino uno serio y formal. Cuando la profesora leyó mi redacción , me dio un capón con su anillo de los sellos y llamó a mis padres para que se me quitasen las ganas de cómo ella dijo “ser payaso a jornada completa”.

Independientemente de este suceso, al ser algo intrínseco en mi persona, hoy en día , me dedico a mentir siempre que tengo cinco minutos.

Sin ir más lejos, la semana pasada, fui a un bar de copas, y al ver a un chico fotografiando con su cámara de 1400 euros, no pude resistir la tentación de acercarme y afirmar que era un famoso editor de una revista de tirada nacional. Intercambiamos opiniones sobre su trabajo durante media hora , me dio su teléfono y me marché. En un principio tenía pensado llamarle, pero al entrar en su web me di cuenta de que era un fotográfo mediocre, asi que tiré su número a la basura indignado.

Esta aficción mia, siempre ha sido un problema para mis relaciones interpersonales, ya que son fruto de mi tiempo de ocio ,el tiempo que dedico a mentir pero no encuentro solución ya que cuando acudo al psicólogo le miento descaradamente sobre mi patología y terminan siempre dándome la razón.

Mi actual esposa, ha sido mi tabla de salvación, al parecer tiene una enfermedad neurológica, que le hace olvidar. Cada mañana, al levantarse , ha olvidado todo lo que ocurrió el día anterior y debo presentarme de nuevo, enseñarle las fotos de la boda, la de nuestros hijos y construir palabra a palabra la vida que tenemos en común, desde el principio. Cuando termino, ella asiente sonriente ,me besa en la mejilla y se va a trabajar. Poder mentirle tan descaradamente me produce una excitación desenfrenada.

Y os direis ¿cómo sabe que ella no miente? muy sencillo, porque me llamo Antonio pero soy una mujer que se dedica a la mentira, de forma profesional.

FIN

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